A veces tomamos como nuestras las respuestas y reacciones que otros tienen a nuestros actos. Ambas partes somos las implicadas.
Por un lado tenemos que ver cómo nos afecta esa respuesta, si nos daña o simplemente nos parece extraña, no la entendemos o nos resulta abstracta. Por otro lado está la posibilidad de que sí nos incomode, nos produzca un dolor interno, un desasosiego que de algún modo nos hace sentir incluso culpables ante la situación. Lo primero es conocer el estado de nuestro interior para luego llegar al siguiente paso y discernir así en lo que se nos presenta.
Por eso es que lo que vemos en otro nos ayuda como reflejo ante el espejo, pues nos permite reconocer la realidad en que estamos.
Mirarnos al espejo es hacer consciente nuestra esencia para ver los logros y el camino a seguir. Una vez que entramos en el sendero del crecimiento podemos estancarnos y detenernos, o seguir para alcanzar aquello, para lo que en otro tiempo, decidimos venir. Solamente Tú serás quién de decidir qué hacer.
Llegados a este punto,
¿crees que podrás dejar de actuar como ese personaje, que no eres. Ese que se cree le deben pleitesia sus allegados, que se maltrata y que vive en el victimismo que ha creado para dar más pena y sufrir más?
O por el contrario,
¿saldrás como el valiente niño que a nada teme y quiere jugar en la experiencia que la vida le regala para estar aquí y ahora, aprendiendo?
Quizá si te parases a verte desde el sano amor que todo es y lo puede, entenderías qué pasa en tu camino.
Deja de creerte tan importante y confía en la magia de la Divinidad, la esencia de la Humildad. Reconoce que de nada sirve creer que alguien te debe algo. Solamente tú te debes a ti y solamente tú puedes darte todo, lo que ya tienes.
Ámate como sólo tú puedes hacerlo, sin esperas, sin límites, sin pedir a otros lo que ni a ti te das. Es entonces cuando el dar y el recibir se equilibra y armoniza, en paz.
Canalización 🤲🏻 ©AsunAdá Siempre enAmor Agradecida
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